Datos Históricos
Fecha de creación: 25 de junio de 1825.
Gracias fue uno de los siete departamentos en que fue dividido el Estado de
Honduras en la primera División Política Territorial de 1825.
En 1869 se le quitó la parte que le correspondió a Copan.
ORIGEN DE SU NOMBRE: El Congreso Nacional cambió el nombre de Gracias por
Lempira, considerando que ese departamento fue la cuna del Caudillo Lempira.
SITUACION: Se encuentra en la parte Sur Occidental del país.
LIMITES: Al Norte, departamento de Copán Santa Bárbara: al Sur, República de
El Salvador; al Este, departamento Intibucá y al Oeste, Departamento de Copán
y Ocotepeque.
VALLES: Los principales son: Llano de la Puerta en Belén; valle de Gracias;
Llanura de Las Flores y Llano de San Antonio y otros.
MONTAÑAS: Las principales son: Sierra de Celaque, da principio erra la de
Canguacota, en Cololaca. Se ensancha por los departamentos de Ocotepeque y
Copán; Sierra de Puca, al Norte del departamento; Sierra: de A tima; Sierra
de Opalaca y Sierra de Congolón.
RIOS: Los principales son: Río Talgua o Higuito, sirve de límite era. parte
entre los departamentos de Lempira y Copán; Río San Juan 5, Río Guarajambala,
sirve de límite entre Lempira e Intibucá; Ríe Sump ul sirve de límite entre
Lempira y El Salvador; Río Mejocote se une al Higuito; Río Mocal; Río Lempa,
sirve de límite con El Salvador; los Ríos Arcagual, Arcilaca, Mejocote, Tejar
y El Guacaguacos están en los alrededores de la ciudad de Gracias y hay otros
en los demás municipios.
Superficie: 4,228 KM²
ALDEAS: 225
CASERIOS: 1,800
Población: 240.973
La Posa Milagrosa
Peregrinos aseguran que tiene propiedades curativas
Esta comunidad encierra muchos encantos entre los que resalta el
misterio de la Poza de la Virgen de los Remedios y la vuelve el lugar más
visitado en el municipio. Los milagros que le atribuyen los pobladores son
tantos que este sitio se ha convertido en un verdadero templo de adoración.
Sus dos fiestas reúnen a miles de fieles que en romerías llegan a pedir con
fe y muchos a agradecer el favor recibido. Las fiestas se celebran del 15 al
18 de diciembre y del 15 al 18 de febrero.
Historia
Cuentan que Tómala no estaba ubicada en las tierras que
ahora llevan su nombre, sino en la zona de La Cuchilla de Azacualpa. Óscar
Pineda, uno de los pobladores relata que en ese tiempo eran pocas las casas y
tenían como patrona a la Virgen de los Remedios.
“La Virgencita siempre ha sido nuestra patrona y cuando se le hizo un templo
en aquel lugar, siempre aparecía en este punto, la virgen se venía y por eso
al final el pueblo se trasladó para acá”, apuntó.
Una inmensa piedra sobresale en este punto de Tómala, sobre la cual ha sido
colocada una cruz como testigo fiel de la fe del pueblo. La piedra con la
Poza de la Virgen de los Remedios se ubica a unas cinco cuadras del palacio
municipal del lugar.
Hay un hermoso paraje y un pequeño bulevar que abre paso a los visitantes.
Imponente sobresale la piedra que todos también veneran con fe. Hombres y
mujeres se reúnen con devoción frente a la poza. Mientras toma un poco de
agua en el hueco de sus manos Miguel Rueda, dice que “nunca se seca siempre
mantiene vivo su caudal y su poder curativo”.
Una enorme cruz de metal se divisa a lo largo cuando el visitante se aproxima
al “lugar de los milagros”.
Agrega que a diario llegan muchos visitantes quienes confirman que el agua es
bendita por los favores que reciben.
“Este sitio lleva cientos de años y aquí hemos sido testigos de cosas
inexplicables”, comenta. Por ejemplo, “quisimos desviar su cauce y fue
imposible, siempre se mantiene en este lugar, por eso los respetamos y
creemos que es sagrado”, manifestó.
Enfermos sanados y favores recibidos son apenas parte de los muchos milagros
que aseguran llegan a través de las aguas y la piedra bendita.
Al subir a la cima de la piedra hay dos pequeñas huellas que todos afirman
son los pies de la virgencita.
Ésta es la evidencia del deseo de la Santa de que Tómala se
construyera en este punto del sur de Lempira, por eso aseguran se venía de La
Cuchilla de Azacualpa, a pesar de habérsele construido en ese lugar su
templo.
“Éste es el mejor símbolo para nosotros, la virgen quería que el pueblo se
ubicara aquí y cumplimos su mandato, nuestros antepasados se ubicaron en
estas tierras y por eso la virgen nos hace favores por ser obedientes”,
comentó José Antonio Aguilar, alcalde de Tómala.
Las personas en romería tienen que transitar por caminos de difícil acceso,
para llegar hasta el lugar. Magdalena Martínez de San Marcos Ocotepeque tiene
una gran fe por la piedra, cuenta que cada vez que visita el lugar con sus
amigas llevan en bolsas un poco de material que logran sacar de la piedra.
“Es milagrosa y siempre la guardo, aunque no lo crea a mí me ha hecho
milagros, mi padre fue sanado y a mí la Virgen me ha ayudado mucho, por eso
cumplo la promesa de llegar año con año a Tómala”.
Historias como éstas fluyen al igual que el manantial. Hasta aquéllos que han
llegado como curiosos al lugar han salido convencidos del encanto especial de
este sitio donde se sienten una paz y tranquilidad únicas.
EL CONGOLON
Por: Guillermo Castellanos Enamorado
El Congolón es parte de la cordillera de Celaque, una
sierra con alturas hasta de 2,866 metros sobre el nivel del mar, las más
altas de Honduras. En Celaque, un sistema montañoso ubicado casi en su totalidad
en el departamento de Lempira, se encuentran las alturas de El Congolón,
Cerquín, Piedra Parada y Coyocutena. El Congolón, no es una piedra, como dijo
un locutor de radio, con motivo de la reciente celebración del Día de Lempira
el pasado 20 de julio. El Congolón es un enorme cerro de gran altura, con una
extensa meseta en su cima, desde donde se ven, por la noche, las luces de
algunas ciudades y pueblos de El Salvador.
La meseta de El Congolón es sumamente fría y ventosa. Las nubes corren sobre la
verde grama, como si fueran grandes masas de algodón, rodando por la extensa
planicie. Es región de caminos de herradura. Al menos, así era cuando el que
escribe pasó por esos rumbos, allá por 1940. En el Congolón, las indias son
las que trabajan en las labores agrícolas. Es una imagen de conjunto
sorprendente para el que no es nativo de esos rumbos. La india desherbando la
milpa, con su hijo a las espaldas, sostenido por un mecapal; mientras el
indio, se la pasa durmiendo en un chinchorro (hamaca). Es que la rudimentaria
división del trabajo así lo determina. Por la noche, la india duerme y
amamanta a su crío, y el indio trabaja.
Con la caída del crepúsculo se inician las labores de la caza o del monteo,
en el lenguaje de la región. Mediante la caza, realizada en horas de la
noche, se provee de carne de venado, guatuza, tepescuintle y de otros
animales, a la familia. En El Congolón se batieron las huéstedes de Lempira
contra -el conquistador español. Según la leyenda, en Cerquín, Piedra Parada
y Coyocutena, tenía su cuartel general el cacique Lempira, desde donde salían
las milicias indígenas a pelear contra el invasor. La verdad es que la
investigación del hecho histórico ha derrumbado la leyenda, poniendo las
cosas en su punto. No hubo tal tiro de arcabús a traición, ni parlamentos de
paz, ni treinta mil indios en armas, todo eso se queda desvanecido, después
del viaje a España, del historiador Mario Felipe Martínez. Lempira murió
decapitado, en una lucha cuerpo a cuerpo, contra el aventurero don Rodrigo
Ruiz, quien andaba en la búsqueda de buenas tierras para la agricultura,
aliado de los indios "care", enemigos de lempira, del área de lo
que hoy es Intibucá. ¿Se acuerda de "los cares y potones", de que
hablaban nuestros maestros en la escuela primaria? "lempira se enfrenta
a los españoles, mata dos soldados, les roba las vestimentas y se las viste
él mismo".
Mario Felipe cita en su libro a otros indios, como Cicumba, Huichita y Papa
yaca, "que les habían hecho más daño a los españoles". Don Rodrigo,
dispone entrar al pelotón de un grupo de indios que atacaba y se escondía,
dice Mario Felipe Martínez en su libro, matando a Lempira, en una lucha
cuerpo a cuerpo. "Con la espada le volé la cabeza", escribió
Rodrigo Ruiz, y se la llevó al gobernador Montejo para demostrar que lo había
matado, con lo que se aclara que el capitán Alonso de Cáceres nada tuvo que
ver en la muerte de Lempira o E lempira. Ojalá que la lectura del libro de
Mario Felipe Martínez, borre la leyenda para que resplandezca la verdad
histórica, y ojalá que se deje de decir "la piedra del Congolón",
en vez de el cerro de El Congolón, que es lo correcto.
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